Os confieso que esto de las tortillas es ir cogiéndole en puntillo porque mis primeras tortillas no eran exactamente lo que hubiera esperado. Así como las prisas.. a veces que por correr quizás no he hecho la cebolla (yo siempre le echo) lo suficiente.. o la patata.. y el resultado no ha sido tan bueno. Para que una tortilla quede rica y jugosa una de las claves es que lleve cebolla bien pochadita y tierna, y luego tampoco tiene mucho misterio como vais a ver. Yo la hago con harina de garbanzo, que añadiéndole una cucharadita de vinagre de manzana no tiene porque saber a harina de garbanzo, ya lo veréis. No soy partidaria de añadirle cúrcuma ni ningún colorante para que su color sea más amarilla, como la original, ya que para mi gusto... al final lo acabo notando y como podéis ver su aspecto no tiene nada que envidiar a las otras más amarillitas por el huevo. Es cuestión de gustos.
Podréis encontrar varias versiones para esta receta, todas ellas muy apetitosas, aunque la base es la misma para todas. Yo opto por la básica y sencilla, sin mezclar diferentes harinas ni especias. Así pues os dejo mi manera de elaborar una tortilla de patata vegana. Que la disfrutéis!!